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Historia del verano que perdí


  
Foto original de Diego Arena.

    Antes del coronavirus esperábamos tener un verano lleno de amigos, familia y nuevas experiencias, pero
  todo cambió cuando el coronavirus llego.
    Lo que solía ser un día normal se convirtió en días y noches de dar vueltas a través de las mismas esquinas y soñar con un día para tomarse un trago con los amigos o ir al cine con la novia.
    En mi caso se convirtió en una oportunidad para crecer, pero obviamente no me di cuenta de esto hasta mucho tiempo después.
    Al principio se veía como una bendición, tiempo para relajarse y echar flojera en la casa, pero mientras que el tiempo pasaba me iba dando cuenta de como había cosas tan simples como encontrarte con gente en la universidad o ir por un café podían cambiar por completo el humor de tu día.
    Tuve que buscar nuevas cosas que alegraran mi día y así no caer en una rutina constante de estudiar y quedarme sentado en un sillón todo el día, esto funciono por un tiempo, hasta que llego el verano.
    Durante el verano intente mantenerme ocupado en cosas como videojuegos, leer o pasar tiempo con mi novia, pero poco a poco empezaba a descuidar las cosas que importaban más para mi (amigos, familia, salud mental y física).
    Una ves que te das cuenta del problema y intentas cambiarlo se vuelve un reto que a pesar de que parece fácil es extremadamente difícil, esto se debe a que nadie tiene la solución para un problema de este estilo, nadie ha pasado por lo mismo antes y todos intentamos hacer lo mejor que podemos con lo que hacemos.
    Una de las primeras soluciones fue buscar apoyo con mi familia, ahí me di cuenta que tenia a un grupo de personas increíbles que estaban en la misma situación que yo y tenían cosas mucho mas importantes por las cuales preocuparse.
    Luego fui hacía mi novia, estando en una edad muy cercana y viviendo casi la misma vida logramos entendernos a la perfección, de esta manera mi relación creció y me di cuenta de problemas los cuales no había tomado en cuenta.
    Mis amigos fueron un reto, a pesar de que como algunas personas dicen “los amigos se eligen y la familia no”, la cuarentena nos puso a todos a prueba de maneras muy diferentes, algunos luchaban contra la soledad, otros contra la depresión, inclusive otros peleaban contra cambios de peso o lesiones ocasionadas por la falta del ejercicio. Después de un tiempo de estar intentando llego una situación en la que uno de nosotros necesito ayuda de los demás y no tuvo miedo de pedirla, ahí fue cuando todos nos abrimos y empezamos a expresarnos como debería de haber pasado desde el principio.
    Al final llego el momento de concentrarme en mi propia persona, siendo honesto aún no he acabado de trabajar en ello y los cambios no han sido muchos, pero poco a poco mejoro más y la situación parece ser más fácil, claramente aún hay varios días difíciles y espero que pronto pueda volver la vida a la normalidad.



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